El Gobierno promovió la dolarización y ahora pareciera que quiera desdolarizar la economía. ¿Cómo aprecia usted este proceso de desdolarización? ¿Lo ve factible?
Daniel Cadenas Profesor de Economía UCV
Si un gobierno quiere revertir una dolarización de facto, lo primero que debe hacer es velar porque el fenómeno no se instale y se profundice. Una vez que una dolarización de facto alcanza cierto umbral, el fenómeno es muy poco susceptible a ser revertido. Eso no es un deseo ni un juicio de valor, sino un hecho estilizado que proviene de observar todos los casos históricos de dolarización de facto. En la literatura sobre sustitución de monedas y activos se habla incluso de la “irreversibilidad” del fenómeno. Si el gobierno venezolano quería desdolarizar la economía, debió empezar por allá en 2017 o a más tardar en 2018, cuando la dolarización estaba en sus fases más incipientes. Una vez que una dolarización ha alcanzado el grado de profundidad que existe en Venezuela hoy, el fenómeno tenderá a persistir, probablemente durante décadas.
Quizás lo que sucede, es que los actuales responsables de la política económica piensan ingenuamente (o por ignorancia) que la dolarización es reversible porque una vez que se eliminen sus causas el fenómeno debería tender a desaparecer, o habría que acelerar su desaparición mediante medidas coercitivas al no tener sentido. Las dolarizaciones de facto surgen por varias causas, entre las cuales, ocupa un lugar relevante la inestabilidad económica y un entorno con inflación muy elevada. En Venezuela, la combinación de un colapso macroeconómico y una hiperinflación, crearon el contexto favorable para que el fenómeno se instalara y se profundizara. ¿Es reversible la dolarización venezolana? Pareciera que no y explicamos las razones a continuación.
En economía, existen fenómenos que surgen por la presencia de un estímulo, pero que luego de que dicha causa cesa o deja de existir, el fenómeno continúa existiendo. Esos fenómenos que se comportan de esa forma, se dice que presentan “Histéresis”. Las dolarizaciones de facto presentan “Histéresis”, pues la evidencia empírica muestra que una vez que la causa que la origino desaparece (la inestabilidad económica y la muy alta inflación), el fenómeno persiste. En la literatura sobre la persistencia de las dolarizaciones de facto, se habla del efecto “trinquete” o “ratchet”. Un trinquete o ratchet es un mecanismo en forma de rueda, que está diseñado de tal forma que permite que la rueda gire en una dirección (generalmente hacia adelante) pero impide que gire en la contraria (hacia atrás) Las dolarizaciones de facto son así: llegan a un umbral, en el cual una especie de gatillo invisible que está instalado en la mente de los agentes económicos, impide que la rueda de la dolarización gire hacia atrás y se revierta el fenómeno.
Las causas que explican la irreversibilidad o persistencia de la dolarización de facto, aun después que la economía se estabiliza, son las siguientes:
- Persistencia del Trauma Inflacionario: Las teorías tradicionales de sustitución de moneda atribuyen la irreversibilidad a recuerdos duraderos de la inflación pasada. En consecuencia, la inflación pasada, más que las tasas de inflación actuales, induce altas expectativas de inflación y la dolarización de los pagos incluso después de años de estabilidad macroeconómica.
- Elevados costos fijos para cambiar de nuevo a la moneda local: De acuerdo con la visión de sustitución de moneda, se asume que el cambio de moneda nacional a extranjera como medio de pago, que resulta de una alta inflación doméstica, es un proceso costoso y duradero. Por lo tanto, mientras los beneficios de usar el dólar sean mayores que los costos asociados con el cambio de denominación monetaria de las transacciones, la tasa de inflación interna puede bajar, sin inducir cambios en el grado de dolarización.
- Externalidades de Red: Se supone que los usuarios de la misma moneda (el dólar) disfrutan de efectos indirectos positivos por dicho uso. Por un lado, esto significa que cuantas más personas utilicen la moneda extranjera como medio de intercambio (cuantas más personas estén conectadas a la red de pagos de la economía dolarizada), menores serán los costos de transacción. Por otro lado, el cambio entre monedas en el pago (cambiar de dólar a bolívar como medio de pago), implica costos que pueden inhibir el retorno a la moneda local incluso después de la estabilización. En resumen, una vez que la dolarización ha alcanzado un cierto umbral, el costo de transacción usando el dólar cae por debajo del costo de volver a cambiar a la moneda nacional y la dolarización se vuelve irreversible.
La dolarización también tiene desventajas significativas, que podrían contrarrestar sus beneficios y así motivar a las autoridades del país a adoptar la desdolarización como un objetivo de política. Dos desventajas obvias (para el gobierno) son:
- La dolarización limita la efectividad de la política monetaria.
- Los países dolarizados pierden parte o la totalidad de su señoreaje. La pérdida de ingresos depende del grado y tipo de dolarización y podría ser grande para economías con alta sustitución de moneda. Además, el uso de moneda extranjera también significa que el país paga implícitamente cierto señoreaje a los emisores de las otras monedas (dólar, euro, peso).
La desdolarización exitosa generalmente requiere una combinación de políticas macroeconómicas y medidas microeconómicas para mejorar el atractivo de la moneda local frente a la moneda extranjera. En el contexto de la estabilización macroeconómica, varias medidas pueden fomentar la desdolarización. Estos van desde medidas basadas en el mercado, que brindan incentivos para revertir la sustitución de monedas, hasta medidas que prohíben o limitan estrictamente el uso de divisas (desdolarización forzosa). Estas últimas no parecen haber dado buenos resultados.
El Gobierno promovió la dolarización y ahora pareciera que quiere desdolarizar la economía. Cómo aprecia usted ese proceso de desdolarización? Lo ve factible?
Rosamnis Marcano. Economista UCV. Mater en finanzas IESA
Existen pocas experiencias de desdolarización exitosa. Dos de ellas son los casos de Israel y Polonia. En ambos casos no se usaron medias coercitivas sino acciones basadas en el mercado. Si se quiere adoptar una política de desdolarización exitosa, bien valdría la pena revisar la experiencia de otros países ha demostrado lo difícil que es revertir el proceso de dolarización, y el gobierno venezolano no está siguiendo el camino de aquellos países que han tenido éxito. En primer lugar, no hay un plan macroeconómico creíble que permita generar confianza en el bolívar, comenzando porque el gobierno ni siquiera ha publicado cifras que reflejen el estado de las finanzas públicas. Por otro lado, aunque la inflación se ha desacelerado notablemente, aún está sobre los 3 dígitos, muy lejos de considerarse estable. Además, las institucionalidad en Venezuela está debilitada, no hay autonomía del Banco Central y, por lo tanto, es difícil confiar en que el mismo ejecutará un plan a largo plazo que fomente el uso del bolívar.
Al contrario, el plan del gobierno se centra en castigar el uso del dólar. La introducción del IGTF, aunque ha formado parte de la exitosa desdolarización en Bolivia, solo es una parte de un plan macroeconómico mayor. El gobierno está dejando de lado las medidas fundamentales, y está tratando de imponer el uso del bolívar, en lugar de generar confianza en la moneda local. Por lo tanto, no creo que este intento de desdolarización sea factible.
El Gobierno promovió la dolarización y ahora pareciera que quiere desdolarizar la economía. Cómo aprecia usted ese proceso de desdolarización? Lo ve factible?
Pablo Polo. Profesor de Economía Universidad de Carabobo
A mi modo de ver, no se puede decir que el gobierno promovió la dolarización, simplemente bajaron la presión sobre el uso del dólar y “legalizaron” las transacciones en dólares, aun cuando de manera oficial no se estableció ningún precio público en divisas, utilizando el petro como proxy del uso de la divisa. El uso de la divisa para transacciones genero una estabilidad que permitió de manera paulatina bajar la presión sobre el bolívar, eso aunado a una coyuntura positiva del mercado, permitió al gobierno mantener el tipo de cambio oficial anclado por el periodo más largo en la historia reciente, esto no ha venido sin un costo, más de 800 millones de dólares se han quemado en la tarea de respaldar la tasa de cambio oficial en un valor cercano al histórico Bs/US$ 4,30.
El proceso actual donde se busca a través de un impuesto a las transacciones en divisas, fomentar el uso del bolívar para las transacciones de las grandes empresas, lo que refleja es el volumen de transacciones que se realizan fuera del circuito de la banca nacional y que por tanto eludían el impuesto sobre transacciones financieras establecido, las cifras no oficiales hablan de una cifra cercana al 60% de las operaciones se estaban realizando con divisas, eso nos decía que el 60% de las transacciones estaban eludiendo el impuesto de 2% establecido a los pagos en bolívares por parte de los contribuyentes especiales. La modificación de este impuesto, supone que quien pague con divisas desembolse un 3% en lugar de un 2%. La gran pregunta es cuán manejable es la aplicación de un impuesto de este tipo, y cual su impacto en el funcionamiento de la economía y la dinámica de los precios.
Existen en circulación unos 2.800 millones de dólares en la economía, la liquidez es apenas un 50% de esa cifra, por lo cual no es de extrañar la estabilidad que ha mostrado el tipo de cambio. La pregunta es: ¿Es sostenible esa estabilidad ante un incremento de la liquidez y un aumento de la demanda por bolívares para realizar las transacciones? La reciente oferta de títulos indexados por parte del BCV, lleva a pensar que el ajuste salarial origina un crecimiento de la liquidez que preocupa hasta cierto punto al BCV, recordemos que la economía venezolana es hoy día la cuarta parte de lo que un día fue, esto permite un mayor grado de control. Para la economía crecer de forma importante y sostenida en el tiempo, no es posible con un volumen tan bajo de divisas, un crecimiento basado en el bolívar no es sostenible, primordialmente por la escasa producción interna y, en segundo lugar, porque a pesar de haber estabilizado la tasa de cambio, la confianza en el signo monetario sigue siendo escasa. Además, frente a un mercado internacional donde no puede apalancarse con bolívares, la demanda por divisas continuara siendo clave, aun para proyectos que se impulsen desde el sector público y más aún desde el sector privado.
El Gobierno promovió la dolarización y ahora pareciera que quiere desdolarizar la economía. Cómo aprecia usted ese proceso de desdolarización? Lo ve factible?
Domingo Sifontes. Profesor Economía Universidad de Carabobo
Es importante destacar que la dolarización implementada en Venezuela posiblemente se haya dado de la peor manera posible porque se llegó por inercia y no como parte de un plan y de existir un plan el costo ha sido muy elevado para la población. Luego de dolarizar de una manera muy particular: “a la venezolana” y salir formalmente de la hiperinflación todo indica que el gobierno desea desincentivar el uso del US$ para retomar el uso del Bolívar, como si se tratara de un tratamiento para el resfriado. Las preguntas que surgen son: ¿cómo incentivar el uso del Bolívar cuando ya perdió prácticamente todas sus funciones?, ¿Qué garantiza no regresar a la hiperinflación, solo la “estabilidad cambiaria”?, ¿Cuáles serían los costos asociados a “desmontar” un proceso que es bien visto por la población? Y ¿los beneficios?
El problema de “desdolarizar” en estas condiciones es que los bolívares son escasos y por más que los consumidores deseen pagar en bolívares no tienen cómo. Es cierto, el “pago mixto” se ha convertido en una experiencia poco agradable pero el nivel de pagos en US$ es tan alto que los bolívares solo sirven para complementar, más que ser tomado en cuenta como moneda principal. Revertir este proceso es peligroso y una apuesta arriesgada porque a todas luces los costos parecen mayores a los beneficios. Llegado a este punto, parecería mejor opción profundizar en la estabilidad de un sistema bi monetario que eliminarlo, teniendo en cuenta que tal como funciona presenta fallas pero puede mejorarse, es decir, ante la imposibilidad de desarrollar un plan económico robusto que evite dolarizar plena o parcialmente se llega a esta instancia y esto parece ser mejor de lo que había antes. Recuperar la confianza en el bolívar sin un plan económico creíble no parece hoy una opción viable.