Por Ángel Alvarado – Enero 2021
“Rich countries mobilised resources at unprecedented levels, but much-needed resources are not reaching developing countries, which could face crippling debt and a liquidity crisis”
Antonio Guterres (Secretario General de la ONU)
- El Banco Mundial estima que el mundo tendrá 150 millones de nuevas personas viviendo por debajo de la línea de pobreza a partir del año 2020 como consecuencia de la crisis sanitaria del COVID-19. El mundo, por primera vez desde 1998, se experimenta un incremento de la pobreza según Naciones Unidas. Para el Programa Mundial para la Alimentación, 130 millones de personas no tuvieron suficiente comida en sus hogares en 2020. La pobreza está en el tapete de la discusión pública actual.
- Se estima que la caída del PIB en Venezuela para 2020 (-40%) sea superior al resto del mundo y de la región. Esto implica que las consecuencias de la pandemia son más profundas en Venezuela, donde la crisis sanitaria se conjuga con el colapso de los servicios públicos, la hiperinflación, la reducción de las exportaciones petroleras. Esto ha configurado un escenario dramático con niveles de pobreza superiores al 90%.
- Ante esta situación el Banco Interamericano de Desarrollo ha propuesto “intervenciones específicas para mejorar el ingreso y la nutrición de la población, el acceso a salud y educación y también la adopción de reformas que permitan el retorno de la inversión privada y la dinamización de la economía” (Abuelafia y Saboin, 2020)
- Esto se concreta en un programa de transferencias directas de dinero no condicionadas casi-universal en el corto plazo que migraría en el mediano plazo hacia un programa de trasferencias focalizadas:
“Dentro de las acciones orientadas a atender las necesidades urgentes de la población se sugiere implementar un programa de transferencias no condicionadas a nivel nacional de cobertura casi universal, con el objetivo de lograr cubrir a la mayor cantidad de la población en el menor tiempo posible, y complementarlo con un programa de transferencias en especie para cubrir situaciones especiales. En el mediano plazo se espera transitar hacia un programa focalizado en aliviar la pobreza y apoyar el consumo de la población más vulnerable por medio de transferencias focalizadas, inicialmente no condicionadas. El costo estimado para el programa de transferencias cuasi universales y de transferencias en especie para el primer año alcanza los US$2.800 millones. Para el segundo año, el monto total es de US$2.954 millones, en cuyo caso las transferencias focalizadas representan más del 50% del total del gasto. Para el tercer año, el costo se ha estimado en US$2.250 millones” (Abuelafia y Saboin, 2020)
- Esta propuesta es equivalente a un programa de Renta Básica Universal (transferencias de dinero universal y no condicionada) el cual ha venido ganando apoyo en el mundo académico por su efectividad y por la necesidad de redefinir y hacer más eficientes los programas sociales de los Estados modernos. La evidencia empírica es robusta sobre los efectos positivos sobre este tipo de programas en la generación de capacidades de la gente.
- No hay ningún programa social del que se esté hablando más en el mundo que de la Renta Básica Universal, el cual se ha venido implementado en fase de prueba en 119 países con mil millones de beneficiarios.
- La Renta Básica Universal es menos costosa que los programas focalizados, más efectiva en Estados débiles sin capacidad de identificar y focalizar la pobreza, al reducir los errores de inclusión en la selección de beneficiarios.
- Esto lo ha convertido en un programa defendido por distintos grupos del espectro académico, desde los liberales (impuesto negativo de Friedman), hasta las escuelas más intervencionistas que ven en ella una política efectiva en la búsqueda de la equidad.
- La evidencia empírica sobre los beneficios es abundante, robusta y aceptada por la literatura especializada. A modo de resumen podemos reportar los siguientes hallazgos:
- Mejoras en la nutrición, y gastos en salud y educación
- No hay aumentos en el gasto de tabaco o alcohol
- Aumentos en los gastos de comida.
- Empoderamiento de la mujer.
- Si el dinero se la da a la mujer se le ayuda a empoderarla.
- No hay evidencia que indique que las personas trabajen menos al recibir las transferencias
- De hecho, un poco más de dinero los lleva a trabajar más, a asumir más riesgos o buscar nuevos trabajos.
- Es una manera de proveer liquidez o financiamiento a personas excluidas del sistema financiero.
- Aumento de la banda ancha mental.
- Mitiga el impuesto mental que implica la pobreza, aumenta la confianza propia y la estima.
- Reducción de delincuencia, mortalidad infantil, embarazo precoz, absentismo escolar, violencia doméstica
- Financiamiento: es posible financiar un programa con estas características con organismos multilaterales-como ha sugerido el BID. Para hacerlo sostenible en el largo plazo no harían falta nuevos impuestos, sino el compromiso de aumentar la producción petrolera y destinar 150.000 barriles diarios de petróleo (US$ 55 precio promedio del crudo) para mantenerlo (US$ 3.1MM) en los niveles calculados por la banca multilateral.
- Un programa más ambicioso ha sido propuesto por (Moreno, 2020) lo cual implicaría destinar 423.000 barriles diarios para atender al 90% de la población mayor de 18 años (US$ 8,5 MM anuales).